En muchos episodios, sobre todo cuando
nos enfrentamos a individuos armados, debemos considerar la posibilidad de
llevar a cabo una negociación. Esto tiene su fundamento en que el uso de la
fuerza a veces produce consecuencias inesperadas y sobre todo desagradables,
más cuando aquellos que resultan perjudicados son los agentes del orden.
Se cree que los enfrentamientos armados
llevan de suyo un 70% de que algo va a salir mal, es decir, alguien va a salir
herido.
Efectivamente, cuando nos enfrentamos a
delincuentes armados o intentamos desarmar una persona que está a punto de
suicidarse, no sabemos qué es lo que pueda pasar, sin embargo lo primero que
generalmente se intenta es la resolución por el uso de la fuerza. Nada más
erróneo. La primera alternativa debe necesariamente ser la negociación, por lo
menos a través de ella tendremos menos posibilidades de resultar lastimados, y
si no da resultados, por lo menos nos posibilita obtener información de lo que
realmente está ocurriendo y poner a salvo aquellas personas que no están
directamente involucradas en la crisis. Sobre éste punto ya hemos hecho las
consideraciones pertinentes en el artículo “Negociación en situaciones no
negociables”