Es necesario conocer qué
es lo que sucede en éstos episodios, vivenciarlos para comprender en su
verdadera magnitud qué es lo que está en juego y saber qué podemos hacer para
evitar la pérdida de vidas.
Estos eventos trágicos de
alto riesgo, no debemos valorarlos como incidentes circunstanciales, de escasa
o extraordinaria ocurrencia y en donde solamente la capacidad táctica y
habilidad del equipo que dirime el asunto han sido el desencadenante de sus
resultados cuando son favorables; o en cambio apelar a la fatalidad cuando
éstos no han sido prósperos con la ocurrencia de muertes o lesiones de
inocentes.
Esta idea resulta
demasiado simplista y peligrosamente prescinde de valorar en su justa medida
esos ingredientes que los hacen sumamente amenazadores: El riesgo de vida para
las personas y la incertidumbre de la conducta humana.
NO DEJES DE INFORMARTE DEL
"4to. SEMINARIO VIRTUAL DE NEGOCIACIÓN CON REHENES"
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